La incansable lucha de la rebeldía


Hilando en la Crisis nace a partir del objetivo de aportar con soluciones y ayudas a  estos momentos en los que la crisis que, desafortunadamente, es un constante que viven muchas personas en la cotidianidad de nuestro país, y que se vio incrementada por la pandemia por COVID-19, y el silencio social e institucional. 


Se formó esta familia Mediante el fortalecimiento de lazos de solidaridad, entendiendo que, las iniciativas colectivas generan y exigen un trabajo importante, de responsabilidad, para lograr llegar la conciencia de la gente, que más personas se cuestionen la realidad social de nuestro país y emprendan la acción: En este mismo ejercicio de construcción Dalloway se une, un proyecto de ropa de segunda mano que busca hacer una crítica radical al modo veloz de consumismo que tenemos, invitándonos a cuestionarnos nuestras prácticas de consumo y proponiéndonos alternativas guiadas hacia una conciencia colectiva, para invitarnos a protestar en palabra y acción contra el consumismo desenfrenado como una práctica social injusta contra otras personas.








Lo que leerán a continuación es producto de la juntanza de los ideales de ambas iniciativas,  que unidos, son el  impulso adicional al pilotaje de deconstrucción colectiva, producto de los lazos orgánicos ciudadanos, que nos van juntando a hacer revolución desde nuestros espacios individuales.


¿Por qué protestamos?

En el contexto de los acontecimientos -hechos que se siempre se han dado, sin embargo, es ahora con motivo de la pandemia por COVID-19 que las situaciones se han recrudecido mucho más y han salido a flote todas las problemáticas que han estado subyacentes en la cotidianidad de las familias y comunidadesmarcados por la muerte y brutal violencia -directa y simbólica- en contra de la ciudadanía, el campesinado, las trabajadoras, el medio ambiente y, en general, las vidas que opinan diferente en un país que bajo una fachada democrática, resulta ser en el fondo una violenta monopolización del poder, resulta difícil, incluso indolente y cínico, no percibir las razones de clase que han creado esas “verdades” políticas y sociales en contra de los motines de subsistencia popular, que luchan por la vida, la educación y la libertad; verdades que, tanto hoy en día como en el pasado, se han monopolizado a manos de quienes se oponen a las denominadas corrientes ideológicas de “izquierda”, tan temida por el partido político del gobierno de turno, que actualmente no extiende el brazo hacia el viejo continente para señalar un incitador a la rebeldía, sino que se limita a señalar, con su mano recién salida de la manicurista, a su vecino “comunista y guerrillero”, Facilitando así, la colonial y tan conocida tarea de crear un enemigo común a quién atribuirle todos los problemas de la Nación.



¿Es entonces, lo anteriormente expuesto sugerencia de sumisión frente a este cruel Estado?¿Es acaso momento de que las clases subalternas y quienes luchamos por “las causas perdidas” debamos rendirnos ante esa sensación de determinismo histórico de la lucha popular? 


A pesar de ésos ser los constantes mensajes que el Gobierno y los medios de comunicación tradicionales pasivamente nos envíen; aunque los estudiantes que poco o nada tenemos que ver con los movimientos de radicalismo ideológico comunista, que la tarde anterior salimos a protestar por los derechos del pueblo y la reivindicación de la educación pública nos despertemos al día siguiente con las noticias de que “guerrillas insurgentes de extrema izquierda” se atribuyen la realización de “esos actos vandálicos” por la defensoría de sus intereses particulares; aunque las madres campesinas tengan que escuchar en la radio descaradas voces “educadas” que justifican la muerte de sus hijos en un acto fascista de limpieza social; no debemos tirar la toalla, al contrario, todas estas mentiras públicas y atropellos contra la vida son más motivos para unirnos, para seguir rescatando y construyendo esos rostros e identidades de la multitud.



Son más motivos para que, del mismo modo en que las élites cuestionan la espontaneidad de los movimientos y la juntanza popular, afirmado que son producto de un espectro rojo que se cierne sobre Latinoamérica, el pueblo se convenza fehacientemente de que las masacres, deforestaciones y violaciones al derecho de vivir dignamente, son producto de intereses clasistas, fascistas, producto de un miedo al poder del pueblo, que cuando toma fuerza, se asocia y lucha, puede acabar con la tiranía de sus dirigentes.

Son problemáticas que nos competen a todas y todos

La noción de justicia no va desligada de ninguna lucha colectiva, la opresión de estas mismas no solo tiene orígenes comunes, sino que sigue existiendo un marco de exclusión que nos pone en frente a una lógica inmoral. El cuestionamiento debe asumir que como ciudadanos sociales las problemáticas sistémicas y estructurales nos competen a todos, por ejemplo, la crisis climática es una cuestión colectiva; las mujeres indígenas que luchan frente a la explotación de recursos están siendo asesinadas y están desapareciendo, existe un desconocimiento de las necesidades y contextos de los territorios, y debido a esto, es muy fácil tildar de “terroristas” a la Minga y demás organizaciones del pueblo, que son símbolo de juntanza y unión de los pueblos, que lejos de planear esos supuestos “actos terroristas”


Vinieron hasta la capital a  hacerse escuchar, denunciar nuevamente las masacres en contra de sus pueblos y la vida en general, a juntarse con sus hermanos y hermanas de la ciudad -a pesar de que ciertos grupos de citadinos no les reconozcan como tales- para juntos alzar la voz de descontento, a discutir con Duque la Reforma Rural, la sustitución de cultivos de uso ilícito y la participación política. 


Para concluir, les compartimos un aparte mencionado por la escritora española Laura Fernandez

“El punto en que convergen las opresiones también debería ser el punto en que convergen las resistencias, y dichas resistencias serán más liberadoras y nos llevarán a puertos de una justicia social verdadera solo si tienen en cuenta las múltiples caras de la opresión”

Hacia Mundos Más Animales, L. Fernandez, 2018


Necesitamos deconstruir la opresión y el sistema de “lógica” de conquista.

Referencias

Renán Vega Cantor. Gente muy Rebelde. Tomo I. Enclaves, Transportes

José Puentes. La Minga, otro llamado del pueblo que le quedó grande a Duque

Laura Fernandez. Hacia Mundos Más Animales




Escrito por: Jeny Lozano y Sara Mora

Editado por: Giovanna Osorio



Comentarios

  1. Muy interesante lo que hacen en estas iniciativas, ya que es muy importante que las acciones vayan respaldadas de ideales

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  2. ¡¡porque somos Latinoamérica, un pueblo sin piernas, pero que camina!!!

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  3. Nos alegra mucho poder hilar estos puentes junto a otras iniciativas ciudadanas, sigamos adelante con estos importantes espacios de opinión y trabajo colectivo.

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